La guerra en Nagorno-Karabaj y las tareas revolucionarias internacionales

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Introducción

La realidad de la guerra ha estallado una vez más en Nagorno-Karabaj, esta vez como producto de los estados burgueses basados en el estado-nación que surgieron con la integración de la URSS en el capitalismo. Mientras que Armenia afirmó tener 16 muertos y más de 100 heridos, Azerbaiyán reconoció grandes pérdidas sin dar detalles. No se trata de una simple guerra fronteriza entre Armenia y Azerbaiyán. El conflicto ha adquirido desde hace mucho tiempo una dimensión imperialista internacional. La guerra entre estos dos países se está convirtiendo en la apertura del frente caucásico del reparto imperialista en Irak, Siria y Libia. Para analizar adecuadamente esta confrontación y producir resultados políticos justos, hay que ir a las raíces históricas de la cuestión de Nagorno-Karabaj. En este artículo, trataremos de concretar dicha cuestión, la naturaleza de la guerra, la actitud y los objetivos de las partes implicadas en este conflicto y, por último, las tareas internacionales de los revolucionarios de Turquía, Azerbaiyán y Armenia.

Las raíces históricas de la cuestión de Nagorno-Karabaj

En la Rusia zarista, que Lenin describió como una prisión de pueblos, todos los pueblos experimentaron una severa represión. Con la Revolución de octubre, estos pueblos recuperaron su libertad, todas las opresiones nacionales llegaron a su fin y se les concedió el derecho de determinar libremente su futuro. Pero con la traición de la burocracia a la Revolución de octubre y la axfixia de la revolución mundial, el destino de los pueblos de los soviets se vio arrastrado a un futuro completamente diferente. La utopía reaccionaria de la burocracia estalinista del "socialismo en un solo país" se entrelazó en la práctica con el "chovinismo gran-ruso". El resultado de esta política allanó el camino para el retorno de los viejos prejuicios entre los pueblos. La burocracia dominante utilizó estos viejos prejuicios en su propio interés, incluso los alimentó según la situación. De esta manera, preparó el camino para los procesos sangrientos que surgirían a partir de la década de 1980. La región conocida como Nagorno-Karabaj es, de hecho, como una isla dentro de las fronteras de Azerbaiyán. Por eso se le concedió la autonomía en 1923.

A finales de la década de 1980, cuando la URSS se integró en el capitalismo, el nacionalismo alcanzó su punto más alto. El Consejo Nacional, que era el gobierno de Nagorno-Karabaj, decidió unirse a Armenia. Esta decisión fue acogida favorablemente por las manifestaciones masivas de apoyo tanto en Nagorno-Karabaj como en Armenia. En respuesta a esta decisión, se organizaron ataques racistas contra los armenios que vivían en la ciudad de Sumgait, al norte de Bakú (Azerbaiyán). 32 personas perdieron la vida durante estos ataques y cientos de personas resultaron heridas. En las regiones donde había un gran número de armenios, las casas y los barrios fueron saqueados. Todos estos ataques racistas fueron llevados a cabo por el ejército azerbaiyano. En cuanto a Moscú, no aceptó este cambio y reprimió a las masas que lo apoyaban. En algunas zonas entre los dos países se produjeron traslados forzosos de población. En 1989, Nagorno-Karabaj fue asignado directamente al control del gobierno de Moscú. Poco después, Azerbaiyán llevó a cabo una operación militar para declarar su soberanía sobre la región. Tras esa operación, Moscú transfirió la región a Azerbaiyán. En 1991, el proceso de completar el colapso de la URSS había comenzado. Durante ese año, con un mes de diferencia, Azerbaiyán y Armenia declararon que abandonaban la URSS y se convertían en estados capitalistas independientes. Durante este proceso, los dirigentes de Nagorno-Karabaj celebraron un referéndum sobre la autonomía y luego declararon su independencia.

Aunque se había reconocido la independencia de todos los países que habían abandonado la URSS, el único país cuya independencia no fue reconocida por ningún otro fue Nagorno-Karabaj. Azerbaiyán y Armenia, que no han reconocido la declaración de independencia de Nagorno-Karabaj, han preparado el terreno para enfrentamientos, masacres y guerras que duran muchos años, al reivindicar derechos sobre esa región. La masacre de Jodyalí, que vuelve constantemente al primer plano de la escena, también tuvo lugar durante esos años. Durante la guerra, Armenia invadió el corredor que servía de zona colchón entre Nagorno-Karabaj y sus propias fronteras. Durante esta guerra, que tuvo lugar entre 1988 y 1993, un millón de azeríes se vieron obligados a abandonar la tierra donde vivían. El número de muertos en la guerra fue de 30 mil. Aunque se declaró un cese del fuego en 1994, éste ha sido violado muchas veces, y muchas veces la guerra ha sido evitada por poco. Ninguna de las alternativas burguesas existentes tiene la capacidad de lograr una paz duradera. Porque todas las soluciones propuestas solo tratan de dirimir bajo qué hegemonía se someterá Nagorno-Karabaj. El Estado burgués de Azerbaiyán declara que esta región, que era autónoma bajo la URSS, estaba entonces dentro de sus fronteras, y explica que es legítimamente suya. Sin embargo, el pueblo de Nagorno-Karabaj había decidido en dos ocasiones separarse de Azerbaiyán y había declarado su independencia tras un referéndum.

En cuanto al estado burgués de Armenia, declara que Nagorno-Karabaj le pertenece ya que la mayoría de su población está compuesta por armenios. Sin embargo, aunque la mayoría de la población de la región son armenios, existen otros pueblos allí, empezando por los azeríes. El Estado burgués de Armenia ha expulsado de sus tierras a cerca de un millón de azerbaiyanos de Nagorno-Karabaj. Todas las alternativas burguesas son un obstáculo para el derecho a la autodeterminación de los pueblos del Cáucaso que viven en Nagorno-Karabaj. Cuando se pone este tema sobre la mesa, hay una realidad que se trata de hacer olvidar, de guardar en los polvorientos estantes de la historia. Y esa realidad es que uno de los pueblos más antiguos de Nagorno-Karabaj es el pueblo kurdo. El primer gobierno nacional de los kurdos en el siglo XX, a saber, el Kurdistán Rojo de Lenin, se encontraba en Nagorno-Karabaj, donde se está luchando hoy en día. Mientras no se tenga en cuenta esta realidad histórica, no se podrá lograr una solución duradera a la cuestión de Karabaj.

Una historia olvidada: el Kurdistán Rojo de Lenin

Parte del territorio que ha sido objeto de años de lucha entre Armenia y Azerbaiyán es a la vez la quinta parte del Kurdistán y la región en la que, durante el siglo XX, existió el primer gobierno nacional kurdo. En la Rusia zarista uno de los pueblos oprimidos era el pueblo kurdo. Tras la victoria de la Revolución de Octubre el pueblo kurdo también participó en el proceso de emancipación, aunque fue por un corto período de tiempo. Al oeste de Nagorno-Karabaj y en la frontera oriental de Armenia se formó el soviet autónomo del Kurdistán Rojo. A raíz de la propuesta del Primer Secretario del Partido Comunista de Azerbaiyán, Sergei Kriov, y con la aprobación de Lenin, el Kurdistán Rojo nació en julio de 1923. Esta región se constituyó como un subsóviet local de los soviets autónomos de Nagorno-Karabaj. Bajo el gobierno zarista, los kurdos habían sido víctimas de una política de asimilación forzosa. Su idioma y su cultura estaban en peligro de desaparecer. Con el Kurdistán Rojo, se intentaba borrar el daño causado por la asimilación utilizando la lengua kurda en los periódicos, la radio, las escuelas y las actividades artísticas. Según el censo de 1926, la población de la región ascendía a 51 mil personas. El 72% de esta población era kurda, el 26% azerbaiyana y el 0,07% armenia. Pero la mayoría (un 92% ) usaba el idioma azerí.

El Cáucaso, que alberga muchos grupos étnicos, fue una región en la que no faltaron los enfrentamientos y las guerras durante el régimen zarista. Las corrientes nacionalistas y reaccionarias tuvieron una larga y arraigada historia y una influencia significativa. A pesar de la Revolución de octubre, el frágil equilibrio nacionalista se mantuvo. Para romper estos equilibrios, se propuso el modelo de los soviets transcaucásicos. Sin embargo, impulsado por prejuicios nacionalistas, el Partido Comunista de Georgia se opuso firmemente a este modelo. Por esta razón, el proyecto transcaucásico se dividió en tres direcciones distintas. La población de Nagorno-Karabaj estaba compuesta por armenios, azeríes y kurdos. Los soviéticos de Nagorno-Karabaj habían sido declarados región autónoma adjunta a Azerbaiyán. La idea dominante era que un gobierno kurdo cerca de las zonas fronterizas con Armenia podría evitar las posibles tensiones que pudieran surgir entre Armenia y Azerbaiyán. Después de Lenin, cuando la burocracia estalinista confiscó todo el poder, se abandonó el objetivo de una revolución mundial y se estableció una dictadura burocrática construida sobre bases nacionalistas. Esta casta burocrática se propuso destruir los ideales universales de la Revolución de octubre y liquidar a los militantes bolcheviques que se oponían a ella.

La ola contrarrevolucionaria también golpeó al Kurdistán Rojo. En 1929, Stalin disolvió su gobierno y lo adscribió a Nagorno-Karabaj. La dirección burocrática de Stalin exilió a muchos kurdos del Kurdistán Rojo a Asia Central, en particular al sur de Kazajstán. Los que se quedaron fueron al exilio a Azerbaiyán y Armenia. Tras la liquidación del Kurdistán Rojo, los kurdos del Cáucaso fueron víctimas, allí donde se habían exiliado, de políticas de asimilación que recordaban a las del régimen zarista. La razón fundamental por la que Stalin liquidó el Kurdistán Rojo y exilió a los kurdos fue para preservar las relaciones diplomáticas con Turquía e Irán. La existencia del Kurdistán Rojo llevaba consigo el potencial de crear un malestar nacional y revolucionario entre los kurdos de Turquía e Irán. Y podría degradar las relaciones entre Stalin y los estados burgueses de esos países. Stalin tenía un único objetivo, y era la supervivencia del poder burocrático. Sin embargo, a pesar de los exiliados posteriores a 1929, quedaba todavía población kurda en la región del Kurdistán Rojo. En 1992, cuando Armenia invadió Nagorno-Karabaj, el Kurdistán Rojo se encontró en medio de los enfrentamientos. La destrucción causada por la guerra también afectó a los kurdos. Como resultado de la ocupación de Nagorno-Karabaj por el Estado armenio, al igual que los azeríes que viven en la región, los kurdos también fueron víctimas de un exilio forzoso. Los que se habían salvado de la guerra y se habían exiliado a Azerbaiyán vivían ahora sin ningún derecho nacional, atrapados entre políticas racistas y asimilacionistas.

¡La guerra de Nagorno-Karabaj no es sólo una guerra fronteriza! Es el frente caucásico del reparto imperialista del mundo

Las tensiones y enfrentamientos que se han mantenido durante 30 años entre Azerbaiyán y Armenia se han convertido en una guerra de facto con las iniciativas de provocación que el régimen Erdoğan organizó en julio y con las maniobras militares conjuntas en agosto. El gobierno de Erdoğan, poniendo toda su energía en impulsar la guerra, se comporta como si fuera el interlocutor del gobierno armenio. Con las provocaciones de Erdoğan, la guerra entre Azerbaiyán y Armenia se descontroló rápidamente y se dirigió hacia una repartición imperialista que implicaba a Rusia, Turquía, los países europeos, los EE.UU. y otros países de la OTAN; preparando así, como resultado inevitable de este proceso, el terreno para la conversión del Cáucaso en un nuevo Oriente Medio. Las partes del reparto imperialista en el Oriente Medio y el Mediterráneo Oriental se están posicionando una vez más a través de la guerra entre Armenia y Azerbaiyán. Europa y Rusia piden un alto el fuego y una solución negociada al conflicto. Armenia es el aliado histórico de Rusia, de hecho su patio trasero. Rusia ha apoyado en el pasado a Armenia contra Azerbaiyán. Irán ha anunciado su apoyo a Armenia. Turquía ha estado muchas veces muy cerca de una guerra contra Rusia en Siria. El progreso de Erdoğan se ha visto cada vez más interrumpido por Rusia. En Libia, también, los intereses de Rusia y Turquía están enfrentados. Rusia está librando una guerra en Libia contra las fuerzas apoyadas por los turcos. Francia, por su parte, apoya a Grecia en el Mediterráneo oriental de cara al acuerdo energético. Todos los avances del régimen de Erdoğan, que trata de crear legitimidad para sus objetivos imperialistas con un discurso de "zona segura" en Siria, "patria azul" en Libia, "acciones comunes" en Azerbaiyán, están siendo perturbados por el imperialismo ruso. Es inevitable que una vez más el apetito imperialista de Erdoğan en el Cáucaso se enfrente a Rusia. Con la guerra en Siria, la siguiente realidad se hace evidente una vez más: ninguna guerra local se contenta con seguir siendo local y se convierte en una guerra mundial con las intervenciones de las fuerzas imperialistas. La guerra en Nagorno-Karabaj también, mucho más allá de una simple guerra fronteriza entre dos países, está evolucionando hacia la representación del frente caucásico de la repartición imperialista del mundo.

La naturaleza de la guerra

Según la expresión de Clausewitz, la guerra es la continuación de la política por otros medios (es decir, la violencia). Los marxistas revolucionarios se oponen firmemente a las guerras entre pueblos por el bien de los estados burgueses. Hay diferencias notables entre la actitud de los marxistas revolucionarios contra la guerra y la de los liberales pacifistas. A diferencia de los pacifistas liberales que explican que la guerra es algo malo y que tratan de convencer a las partes en conflicto para que firmen la paz, el trabajo de los marxistas revolucionarios opuestos a la guerra es librar la guerra de clases contra el orden que genera la guerra. Porque los marxistas revolucionarios son conscientes de que existe un vínculo inseparable entre la guerra y la guerra entre clases dentro de un país. Y de que las guerras no cesarán hasta que el orden capitalista que genera las guerras sea destruido y se construya el socialismo en su lugar, a escala planetaria. Los revolucionarios marxistas no consideran la cuestión generalizando una línea de razonamiento que sostenga que todas las guerras son injustas y malvadas. Distinguen entre guerras justas e injustas. Las guerras de clase contra el orden capitalista que genera guerras, las guerras revolucionarias para destruir los estados burgueses son guerras justas. Del mismo modo, las que son emprendidas por los pueblos colonizados para ganar su libertad nacional son también justas y legítimas. Las guerras de hegemonía imperialista, las que libran dos estados burgueses por sus propios intereses son injustas y deben ser combatidas sin piedad. La guerra entre Armenia y Azerbaiyán es completamente injusta. Se discute, fundamentalmente, qué país dominará Nagorno-Karabaj.

Como resultado de la guerra que duró hasta 1994 la región quedó bajo la hegemonía armenia de facto. Armenia obligó a la población azerí y kurda de Nagorno-Karabaj a exiliarse. Estableció su propia hegemonía en la región y constituyó su zona colchón. Hoy en día, Armenia es el ocupante, pero contrariamente a lo que se afirma, no ocupa las tierras de Azerbaiyán sino las de Nagorno-Karabaj y el Kurdistán Rojo.

Si Nagorno-Karabaj permanece bajo el control del estado burgués armenio, significará que las guerras y los enfrentamientos continuarán. Significará que los azeríes exiliados de Nagorno-Karabaj nunca podrán volver a casa, que los kurdos exiliados se verán obligados a vivir en Azerbaiyán bajo una política de asimilación y opresión nacional. Eso significará que los pueblos de Nagorno-Karabaj no podrán determinar su futuro.

Si Nagorno-Karabaj queda bajo el control del Estado burgués de Azerbaiyán, significará que el régimen de Erdoğan y los grupos yihadistas - que pone sobre el terreno durante las guerras de reparto imperialista - llevarán a cabo un nuevo genocidio armenio en la región. Significará la construcción de una nueva base militar contra Armenia en Nagorno-Karabaj y el saqueo completo de la región. Y significará que habrá interminables guerras sectarias de religión como en el Oriente Medio. Todas las partes involucradas en esta guerra son reaccionarias. Están allanando el camino para nuevas guerras, nueva destrucción, nueva enemistad entre los pueblos, pobreza, explotación y miseria.

Las partes interesadas en esta guerra y sus actitudes

Azerbaiyán. Azerbaiyán está tratando, con el apoyo ilimitado de Turquía, de obtener la revancha de 1991 y ampliar sus espacios de hegemonía. Haciendo caso omiso de la condición del pueblo de Nagorno-Karabaj, está intentando saquear la región, con el apoyo militar y logístico del régimen de Erdoğan y sus bandas yihadistas. Al hacerlo, también está tratando de asediar y someter a Armenia, que está atenazada por un embargo. Anula por completo los derechos y libertades que ya estaban muy limitados, reforzando la ola ultranacionalista y la opresión del estado autoritario. El Parlamento de Azerbaiyán ha aprobado un conjunto de medidas que restringen los derechos y libertades constitucionales y de propiedad de los ciudadanos azerbaiyanos y los extranjeros residentes mientras dure el estado de guerra. Antes de la guerra, ya se hablaba en el país de una creciente pobreza y opresión estatal. Los oponentes de Aliyev se hacían cada vez más fuertes. Con la ola nacionalista creada por la guerra, la oposición fue amordazada, la opresión del Estado alcanzó nuevas alturas y Aliyev fue presentado como un héroe nacional. En 2019, el gasto militar de Azerbaiyán alcanzó máximos históricos y rompió su propio récord con el equivalente al 5% del PIB. Esas inversiones de guerra recaen sobre la población activa en forma de desempleo, pobreza y miseria. El Estado burgués de Azerbaiyán obtiene toda su fuerza del régimen de Erdoğan, que actúa como interlocutor de Armenia y hace declaraciones en nombre del Gobierno de Azerbaiyán. El régimen de Erdoğan es el que ha incitado a la guerra al gobierno de Azerbaiyán. Si Erdoğan retirara su apoyo o diera siquiera un paso atrás, seguramente caería el gobierno de Azerbaiyán. Sin embargo, la región en la que se está llevando a cabo esta guerra es el patio trasero del imperialismo ruso. Erdoğan ha visto frustrados sus esfuerzos siempre que ha intentado competir con el imperialismo ruso. Si esto volviera a suceder, es muy probable que el régimen de Erdoğan abandone el gobierno de Azerbaiyán a mitad camino. La actitud de Erdoğan hacia el imperialismo ruso determinará el destino del Estado burgués de Azerbaiyán.

Armenia. Armenia aseguró su dominación sobre Nagorno-Karabaj con el apoyo de Rusia cuando estalló la guerra tras la desintegración de la URSS. Ha seguido haciéndolo durante más de 30 años, siempre con el apoyo de Rusia. Desde 1993, Turquía y Azerbaiyán han impuesto un embargo a Armenia, lo que pone de relieve la cuestión de Nagorno-Karabaj. Al estar cerradas sus fronteras con Azerbaiyán, Armenia está sitiada. Armenia no tiene acceso al oeste debido al cierre de sus fronteras con Turquía. Se abre al mundo a través de Rusia. Eso la hace aún más dependiente de Rusia. Armenia es uno de los países de la CEI donde más influyente es Rusia. Hay muchas bases militares rusas en su territorio. Armenia no tiene la fuerza necesaria para resistirse a Turquía y Azerbaiyán por sí sola. Está tratando de obtener apoyo diplomático y logístico de los países europeos cuyas relaciones con Turquía e Irán se están deteriorando. Con este apoyo, está tratando de crear legitimidad para sí misma en el ámbito internacional y romper el aislamiento en el que se encuentra. Los Estados Unidos, Francia y Rusia han hecho llamamientos conjuntos para un alto el fuego. En cuanto a Erdoğan, respondió que para que hubiera un cese del fuego el ejército armenio tenía que retirarse. Macron, que estuvo en Bruselas para una cumbre de presidentes europeos, dijo que "tiene pruebas claras de que los yihadistas sirios se han trasladado de Gaziantep [sureste de Turquía] a Nagorno-Karabaj". Armenia, con el fin de mantener su dominación sobre Nagorno-Karabaj, está preparando el terreno para la formación del frente caucásico para la partición imperialista tratando de involucrar a todas las potencias imperialistas y regionales en el conflicto. Está soplando en las brasas de la enemistad entre los trabajadores armenios y azeríes y trabajando con todas sus fuerzas para dejar a Nagorno-Karabaj sin estatus.

Contra el chovinismo, levantemos la bandera del comunismo internacional

Todas las partes involucradas en esta guerra son reaccionarias. Es una guerra para determinar quién tendrá derecho a colonizar Nagorno-Karabaj. Quien gane este conflicto no sólo no traerá una paz duradera, sino que extenderá la guerra a todo el Cáucaso. Quienquiera que sea el ganador, cometerá un genocidio y exiliará a los habitantes de Nagorno-Karabaj que no sean de su propia nación. En esta guerra, apoyar a uno u otro estado burgués, o conformarse con una oposición pacífica a la guerra, equivaldrá a poner agua en el molino del chovinismo y convertirse en cómplice de los crímenes de guerra. La tarea histórica de los revolucionarios de Turquía, Azerbaiyán y Armenia es hacer campaña por el derrotismo revolucionario contra su estado burgués. Es responder con la bandera roja del comunismo internacionalista al chovinismo que hace que los pueblos se maten entre ellos. Es entrar en una guerra de clases internacional contra el orden del capital que engendra la guerra. Erdoğan que atizó el conflicto, que se hizo pasar por el protector del gobierno azerbaiyano, que envió a las bandas yihadistas de Siria a Nagorno-Karabaj, es el principal instigador de la guerra. Defender el derecho a la autodeterminación del pueblo de Nagorno-Karabaj, hacer frente a los Estados burgueses implicados en esta guerra, librar una lucha despiadada contra el chovinismo, librar una lucha militante contra la presión estatal creada por la guerra y contra las destrucciones sociales de las que el pueblo trabajador es víctima, son las tareas históricas de los revolucionarios de Turquía, Armenia y Azerbaiyán. La paz sólo será posible si se derroca el orden imperialista-capitalista que se alimenta de crisis, explotación, pobreza, guerra y destrucción y se construye un orden socialista que lo sustituya. Y para ello, la humanidad necesita un partido revolucionario internacional, así como necesita aire y agua.

  • ¡Ni guerra entre los pueblos ni paz entre las clases!
  • ¡Fuera todas las potencias ocupantes de Nagorno-Karabaj!
  • ¡Derecho a la autodeterminación del pueblo de Nagorno-Karabaj!
  • ¡Derecho de regreso para todos los pueblos que han sido exiliados de Nagorno-Karabaj!
  • ¡La causa de la guerra es el orden capitalista!
  • Tu principal enemigo es tu propio estado burgués. Vuelve tu ira y armas en su contra!
  • ¡Reconocimiento del genocidio Armenio de 1915!
  • ¡Juicio ante los tribunales de guerra internacionales de los responsables del pogromo antiarmenio de Sumgait y de la masacre de Jodyalí!
  • ¡Vivan los soviets de Nagorno-Karabaj!
  • ¡Vivan los soviets del Cáucaso!