1º de mayo 2022: ¡Socialismo o barbarie!

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¡Fuera de Ucrania el imperialismo ruso!

Desde el 24 de febrero, se libra en Ucrania una guerra que está provocando la huida de millones de refugiados y decenas de miles de muertos y heridos, tanto civiles como militares. Esta guerra recuerda a los proletarios de todo el mundo que el capitalismo, habiendo alcanzado la fase imperialista, engendra inevitablemente guerras y destrucción en la incesante lucha por el reparto y redistribución del mundo entre los estados más poderosos.

Ucrania es una cuestión importante entre los imperialismos occidentales y ruso. En 2014, Ucrania solicitó el ingreso en la UE y en la OTAN, en detrimento de sus anteriores relaciones con Rusia. Pero el gobierno ruso, con la anexión de Crimea y el control de parte del Donbás, ya había demostrado que esta situación le parecía insoportable.

La prioridad otorgada por el estado norteamericano a la lucha contra el capitalismo chino en ascenso, su retirada parcial de Europa y Asia Occidental y su desordenada retirada de Afganistán, le han parecido al gobierno ruso circunstancias que ofrecían la oportunidad de aflojar el dominio económico y militar del imperialismo occidental. Tras dejar éstos claro que no intervendrían militarmente, Putin lanzó sus tropas con el objetivo de anexionar Ucrania por completo o instalar un gobierno títere a su entera disposición.

Ucrania no es una nación, sino una invención de Lenin y los bolcheviques. Stalin trató de poner remedio a este "loco invento", pero no lo consiguió. (Vladimir Putin, 21 de febrero)

Los comunistas internacionalistas están decididamente del lado del país dominado contra la agresión de una potencia imperialista, como siempre defendieron Lenin y Trotsky. El refuerzo de la presión de la OTAN sobre Rusia mediante el desarrollo de sus bases militares es indiscutible, pero las rivalidades interimperialistas no justifican en absoluto que se ponga en cuestión la propia existencia de Ucrania. Y la tarea del proletariado ucraniano, como la del proletariado mundial, consiste en defender, sobre la base de la independencia de clase, este derecho a la independencia, luchando al mismo tiempo por la revolución socialista en Ucrania, por el internacionalismo y por la federación de los Estados Unidos Socialistas de Europa.

El gobierno ucraniano es un gobierno nacionalista burgués, el ejército ucraniano es un ejército burgués que ha incluido batallones fascistas, pero los comunistas internacionalistas defienden incondicionalmente a Ucrania contra la agresión imperialista rusa, al igual que defendieron a Irak o a Serbia en manos de los nacionalistas burgueses contra las agresiones de la coalición de imperialismos dirigida por EEUU. Al igual que apoyaron al pueblo árabe de Palestina contra la colonización sionista a pesar del carácter burgués de la dirección del movimiento nacional palestino (Fatah, Hamás). Al igual que condenan la guerra emprendida en Yemen por la Arabia monárquica y antisemita aliada del imperialismo "democrático". No más hoy que ayer, este apoyo a la víctima de la opresión nacional no es lo mismo que el apoyo a su régimen, a su gobierno o a Zelensky.

Por una perspectiva revolucionaria en defensa de Ucrania

El imperialismo ruso justifica su agresión con el pretexto del "genocidio" de la minoría rusófona que vive en Ucrania, especialmente en el Donbás. En realidad, los derechos y libertades de las minorías son utilizados por los diferentes imperialismos según les interesa. Desde 2014, el gobierno ucraniano está trabajando para reforzar sus vínculos con los imperialismos europeos. Y el imperialismo ruso, por su parte, utiliza la excusa de la opresión nacional desde 2014 para anexionarse Crimea, por un lado, y para impulsar la secesión, incluso mediante un apoyo militar masivo, de las regiones de Donetsk y Lugansk en el Donbás.

Con Lenin, apoyamos el respeto al multilingüismo y la igualdad de derechos de todas las minorías nacionales, incluido el derecho a la autonomía o a la separación. Pero en ningún caso este recordatorio de los derechos intangibles de las minorías puede llevar a la complacencia con la invasión imperialista rusa.

Los comunistas internacionalistas están a favor de la derrota del imperialismo ruso en Ucrania. Ucrania tiene derecho a obtener armas para defenderse, aunque los imperialismos norteamericano y europeo que las suministran persigan sus propios objetivos, que son como mínimo mantener a Ucrania bajo su influencia. La derrota de Ucrania significaría el aplastamiento del proletariado ucraniano, el fortalecimiento del imperialismo ruso y la dictadura de Putin sobre el proletariado ruso. Por el contrario, la derrota del imperialismo ruso allanaría el camino para el levantamiento del proletariado ruso, permitiendo al mismo tiempo que el proletariado ucraniano se organice y luche por sí mismo. Esta es nuestra perspectiva.

Los imperialismos norteamericano y europeo han desencadenado salvas de sanciones contra Rusia, sin llegar a privarse de los suministros de gas y petróleo que siguen siendo indispensables para los países europeos. Hacen mucho ruido con la congelación de los activos de los oligarcas rusos, pero por un lado esta congelación no es una expropiación, y por otro lado es bastante fácil de eludir gracias a los variados paraísos fiscales amigos de las grandes fortunas. Por otro lado, las sanciones económicas, como el embargo a determinadas importaciones y exportaciones rusas, y las restricciones financieras que han provocado la caída del rublo, afectan sobre todo a la población rusa, provocando, por ejemplo, el desempleo de miles de trabajadores en las fábricas de automóviles.

Por su parte, los gobiernos occidentales aprovechan la situación para reforzar las bases militares de la OTAN en torno a Rusia: Estados Unidos ha enviado 20.000 soldados más a Europa, el imperialismo francés envía contingentes de tropas a Rumanía, etc.

La continuación del imperialismo es una lacra para la humanidad

La guerra en Ucrania es un punto de inflexión en la situación mundial. Enfrenta al imperialismo ruso, que ha buscado el apoyo del chino, con los imperialismos norteamericano y europeos más importantes. Estos últimos se cuidan mucho de no cruzar la fina línea que los mantiene fuera de una participación directa en el conflicto, pero esta guerra puede convertirse en una guerra entre potencias. El estancamiento del ejército ruso en Ucrania, intolerable para Putin, puede llevar a una escalada militar y precipitar una guerra interimperialista.

La guerra en Ucrania ya está teniendo consecuencias económicas dramáticas en muchos de los países dominados, pero también para los proletarios y todas las capas empobrecidas de los países desarrollados. La interrupción del suministro de cereales procedentes de Ucrania y Rusia, pero también de fertilizantes, diversos minerales como el níquel, etc., hace que los precios se disparen, alimentados por la especulación. Así, el pan se está agotando o se está volviendo inasequible en muchos países de Oriente Medio y África. El precio del gas y del petróleo, de los que Rusia es uno de los principales exportadores, sigue disparándose. La inflación se acelera, alcanzando el 8,5% en Estados Unidos, casi el 10% en España, más del 61% en Turquía, más del 55% en Argentina y, al parecer, más del 20% en Argelia. El resultado es que los salarios, las pensiones, las prestaciones y las ayudas, cuando existen, pierden su capacidad de compra. Varios bancos centrales ya están subiendo los tipos de interés de sus préstamos a los bancos, el crecimiento se está ralentizando y los indicios de una posible nueva crisis capitalista mundial van en aumento.

Esto refuerza las contradicciones entre los estados imperialistas y entre las potencias regionales. La carga del militarismo pesa cada vez más sobre los trabajadores por el aumento generalizado del gasto militar. La clase capitalista, al mismo tiempo que arrastra inexorablemente al planeta a una catástrofe ecológica y climática, pretende siempre salvaguardar su tasa de ganancia pasando la factura de la guerra a los trabajadores y a las poblaciones de los países dominados, lo mismo que hace con la factura de sus crisis. La discriminación religiosa, la xenofobia, el racismo, las persecuciones contra los refugiados y los migrantes son utilizadas abiertamente por los gobiernos burgueses que refuerzan la policía y el ejército, reducen las libertades y criminalizan la protesta social.

Por una internacional obrera revolucionaria

El alineamiento de los principales dirigentes sindicales y de los partidos reformistas (SPD, Partido del Trabajo, PS, PCF, PSOE, DSA...) con la OTAN y el apoyo directo o indirecto de otros partidos reformistas (Partido dos Trabalhadores, LFI...) al imperialismo ruso dejan a la clase obrera mundial paralizada, sin ninguna perspectiva propia contra la guerra en Ucrania. Todos la limitan al apoyo a su propio imperialismo o a la simple solidaridad con las víctimas de la guerra. Sin embargo, la movilización del proletariado mundial podría poner fin a la guerra, podría facilitar el camino al proletariado ruso, duramente reprimido cuando se atreve a protestar contra la guerra que libra su imperialismo.

Contra esta colaboración de clase de las burocracias obreras corruptas, los comunistas internacionalistas exigen que las direcciones sindicales y los partidos reformistas rompan con la burguesía. Para derrotar al imperialismo y sus guerras, los trabajadores deben exigir el frente único de sus organizaciones de masas alrededor de las consignas:

¡Fuera de Ucrania el imperialismo ruso! Ningún apoyo a la OTAN ni a ningún imperialismo europeo o norteamericano.

¡Retirada de las tropas imperialistas occidentales de Europa Central! ¡Retirada de las tropas norteamericanas de toda Europa!

¡Disolución de la OTAN! ¡Abajo las sanciones económicas que golpean antes que a nadie al proletariado ruso!

¡Por la revolución socialista tanto en Ucrania como en Rusia!

Los trabajadores del mundo necesitan una internacional obrera revolucionaria que los libere de las garras de los dirigentes de los partidos reformistas y de los burócratas sindicales, que siembran el veneno de las ilusiones parlamentarias, del chovinismo y del compromiso con su burguesía o el imperialismo.

¡Actualización automática de los salarios con la inflación! ¡Control de los trabajadores sobre la actividad de los servicios y empresas esenciales y sobre el cierre de las que no lo son!

¡Expropiación de los grandes grupos capitalistas! ¡Gobierno obrero basado en los consejos obreros, la destrucción del Estado burgués y la disolución del ejército profesional, de los cuerpos de represión policial y de las bandas fascistas por los obreros en armas!

¡Plan de producción decidido por el pueblo para satisfacer las necesidades sociales, preservando el medio ambiente y el futuro de la humanidad!

¡Por una federación socialista mundial!

1º de mayo de 2022

Colectivo Revolución Permanente - CoReP

(Austria, Estado Español, Francia, Turquía)