La agresividad de la política antimigrantes de Trump
Desde el inicio de su campaña presidencial en 2015, Donald Trump ha colocado en el centro de su discurso político el ataque represivo contra la población migrante, a la que culpabiliza de la delincuencia, el narcotráfico, el desempleo y la decadencia social de los EEUU. Bajo el lema de «tolerancia cero» y con la construcción de un muro en la frontera con México, su primera administración (2017-2021) implementó una de las políticas migratorias más inhumanas en la historia moderna de Estados Unidos hasta el momento. Las deportaciones masivas, la separación de sus familias de más de 5.000 niños, la criminalización del cruce fronterizo y la expansión de los poderes de detención y deportación de ICE (Servicio de Inmigración y Control de Aduanas, “la Migra”) marcaron el tono de su primera gestión.
Sin embargo, estas medidas generaron una importante respuesta social. Desde 2017, grandes manifestaciones se extendieron por ciudades como Los Ángeles, Chicago, Nueva York y Washington D.C., bajo consignas como "Keep Families Together" y "No human being is illegal". La movilización provocó que surgieran redes de "santuarios", en las que gobiernos locales, asociaciones civiles, redes vecinales, iglesias o universidades organizan la protección a migrantes perseguidos por el ICE. Y como resultado de esta resistencia, que consiguió bloquear algunas órdenes ejecutivas presidenciales y parcialmente la acción policial, se dio la paradoja de que durante el primer mandato de Trump “solo” se alcanzó 1,1 millón de deportaciones. Conviene recordar que su predecesor, el demócrata Obama (2009-2017), ejecutó 3 millones de deportaciones.

Obama, como Biden, incumplió descaradamente su promesa electoral de legalizar masivamente la población de 11-12 millones de migrantes indocumentados, que son un elemento imprescindible del sistema productivo norteamericano. Un ejemplo de esta importancia lo muestra la encuesta nacional de trabajadores agrícolas del Departamento de Trabajo, que calcula que entre 2020 y 2022 el 42% de los del 1,1 millones de trabajadores empleados en la agricultura no tenía permiso de trabajo. Otras investigaciones establecen que la proporción media de trabajadores indocumentados en la construcción es del 25%, y entre el 10-17% en sectores de servicios como la hostelería, limpieza, mantenimiento y jardinería.
Desde la misma noche de su segunda investidura el 20 de enero de 2025, Trump está desarrollando una política antiimmigración considerablemente más agresiva que la de su primer mandato:
- Ha declarado una “emergencia en la frontera sur”, denominando la presión migratoria como una “invasión”, lo que le permite acelerar la construcción del muro y el despliegue militar en zonas fronterizas. Al mismo tiempo, ha ordenado al Pentágono diseñar planes para desplegar tropas y Guardia Nacional en tareas de logística, apoyo y posible detención .
- Ha decretado la “mayor operación de deportación de la historia de los EEUU”, anunciando el uso del Alien Enemies Act y la posible aplicación del Insurrection Act para respaldar redadas nacionales con deportación inmediata. Y para reforzar aún más el ambiente de terror que generan estas redadas, el 22 de enero revocó las directrices de 2011 que prohibían los arrestos de inmigrantes en áreas sensibles como juzgados, escuelas, iglesias y hospitales, o durante funerales y bodas.
- Ha congelado las solicitudes de asilo y convertido en criminal a toda persona migrante indocumentada que no se registre como tal, así como a cualquiera que le haya ayudado en estancia en los EEUU.
- Ha firmado una orden ejecutiva que intenta poner fin al derecho constitucional a la ciudadanía por nacimiento de los hijos de inmigrantes indocumentados. Esta orden se encuentra actualmente bloqueada en los tribunales.
- Le ha dado al ICE el poder de deportar directamente, sin ningún control judicial, y exige cuotas diarias de deportación (¡3.000!). El responsable máximo de las deportaciones, Tom Homan, el “zar de la frontera”, cuantificaba a primeros de junio en cerca de 200,000 deportaciones desde la investidura de Trump. Entre ellos, enfocados con especial atención por la “migra”, numerosos trabajadores y jóvenes militantes de organizaciones sindicales y políticas o que simplemente se han manifestado activamente en solidaridad con el pueblo palestino.
- Ha revocado la protección de los inmigrantes que llegaron a los Estados Unidos legalmente bajo programas de administración de Biden, unos 600.000 procedentes de Haití y Venezuela. En palabras del American Immigration Council, "la mayor ilegalización de inmigrantes en la historia de los EEUU”.
Los detenidos son temporalmente “depositados” en alguno de los 130 de los centros de detención de inmigrantes, auténticas cárceles gestionadas en su mayoría por empresas con ánimo de lucro, cuyo grado de hacinamiento describe bien para el periodista de la CNN un detenido salvadoreño: “En un lugar para 40 personas, hay más de 100 y no hay camas. Estamos durmiendo en el suelo. Están aquí compañeros enfermos y no traen medicinas”, En pocos días, son deportados o bien a la CECOT, en El Salvador, la mayor prisión del continente, o bien a países que en muchas ocasiones no tienen ninguna relación con el origen de las personas. Incluso a países en guerra. Por ejemplo, en estos momentos hay un caso en los tribunales relacionado con migrantes cubanos y vietnamitas enviados originalmente a Sudán del Sur y varados en una base militar de Yibuti.
Los trabajadores migrantes se autoorganizan y estallan las protestas
La brutalidad de las actuales redadas del ICE y la amenaza de inminente expulsión, es un salto cualitativo en las durísismas condiciones de vida de esta importante fracción de la clase obrera de los EEUU, que ya sufría diariamente – bajo todas las presidencias anteriores - la mayor de las precariedades laborales, los salarios más bajos, la ausencia de derechos, la violencia y el racismo institucional. Son acciones calculadas de terror social que forman parte de todo un programa político de división y ataque a la clase obrera. Programa que incluye la reducción de la población elegible y de los servicios ofrecidos por Medicaid, la reducción de las subvenciones para la alimentación de las familias necesitadas (¡que afectan a 42 millones de personas!), el ataque a las pensiones de los trabajadores federales o la eliminación del ministerio de educación, mientras se multiplica el gasto para reforzar los dispositivos y los poderes policiales a todos los niveles, se disparan los presupuestos militares para desarrollar sus guerras imperialistas y se programan históricas reducciones de impuestos para los más ricos del país.
Las actuales protestas masivas contra la política migratoria de Trump han estallado inicialmente en Los Ángeles, California, en uno de los estados con mayor dependencia económica de las manos de obra migrante (junto con Texas, Florida, Nueva Jersey y Nueva York). Con toda seguridad, el hecho de que el gobernador de California pertenezca al partido demócrata, ha sido un gran aliciente para que la administración Trump reforzara el número y la agresividad de las acciones del ICE y preparara el envío inusitado de soldados de la Guardia Nacional (un cuerpo militar estatal) e incluso a los marines, para mayor terror de los manifestantes, mayor humillación de la gobernación demócrata y buen aviso de que su objetivo es aplastar toda resistencia, toda respuesta, toda objeción, a sus planes ultrareaccionarios.
Pero querer no es necesariamente poder. La lucha de clases existe. Desde el día 4 de junio, la reacción masiva contra las redadas, extendidas a los pocos días por todo el país, ha mostrado una gran solidaridad de los trabajadores, documentados o no, migrantes o no, así como de los jóvenes escolarizados en institutos. Miles de personas manifestándose en las calles, enfrentándose con la policía, exigiendo la liberación de los detenidos a las puertas de las comisarías, están utilizando una gran maraña de organizaciones sociales, algunas con una larga experiencia de resistencia al ICE y a la brutalidad policial. Incluso arrastrando con ellas en muchas ocasiones a algunos niveles de los sindicatos obreros, especialmente en California, donde los trabajadores migrantes tienen un gran peso en las bases y los niveles más bajos de dirección. En el sur de California ha aparecido una Coalición de Autodefensa Comunitaria, que agrupa 60 organizaciones entre las que parecen destacar la “Unión del Barrio” y la Red de Respuesta Rápida del Condado de Orange. Estas redes, el 23 de febrero ya habían conseguido impedir dos operativos del ICE-FBI en los barrios obreros de Alhambra y el Valle de San Fernando.
Con estos precedentes, el día 7 de junio, los manifestantes, enfrentando a unas fuerzas represivas armadas hasta los dientes, consiguieron expulsar al ICE de las poblaciones de Paramount y Copton. Una victoria puntual que ha animado durante la siguiente semana nuevas y más generalizadas protestas y enfrentamientos con la policía por todo el país, especialmente en Nueva York, San Francisco, Boston, Austin, Texas .
A partir del día 8, Los Ángeles es una ciudad militarizada por orden directa de Trump y contra el criterio del gobernador demócrata Gavin Newson, quien denuncia la “intromisión federal” porque afirma tener suficientes fuerzas policiales para aplastar la protesta. 4.000 soldados de la Guardia Nacional y 700 marines quedan desplegados en apoyo a las fuerzas de represión del estado. Todo el centro es declarado “asamblea ilegal” por el Departamento de policía, con el aviso de que reuniones de tres o más personas serán consideradas delito y motivo de arresto inmediato. Pero a pesar de todo el domingo 8 y los días siguientes las manifestaciones se suceden, incorporando en las reivindicaciones la exigencia de la libertad de los detenidos, entre los que se encontraba David Huerta, presidente del SEIU de California (Sindicato Internacional de Empleados de Servicios), uno de los sindicatos más poderosos del Estado. El día 11 de junio, la alcaldesa demócrata Bass decreta adicionalmente el toque de queda nocturno, que a día de hoy, 17 de junio, continúa vigente, aunque reducido al centro de Los Ángeles desde el día 16.
Trump, durante toda la semana, multiplica las declaraciones incendiarias contra los migrantes, exigiendo el aumento de las redadas y de las deportaciones en todas las grandes ciudades gobernadas por el Partido Demócrata, avisando de que el despliegue federal de la Guardia Nacional en Los Ángeles es solo “el primero de muchos” y amenazando de nuevo con aplicar la Ley de Insurrección. Y al mismo tiempo, el viernes 13 de junio, bajo la presión de los empresarios agroindustriales y de la hostelería ordenaba “suspender todas las investigaciones/operaciones de aplicación de la ley en lugares de trabajo de agricultura (incluidas la acuicultura y las plantas de envasado de carne), restaurantes y hoteles en funcionamiento”, para volver a reactivarlas exactamente cuatro días después. La línea ya clásica de Trump, que estamos viendo con los aranceles: inflexible en sus ataques a la población trabajadora, pero incapaz de mantener la mínima coherencia cuando se enfrenta a intereses contradictorios en el interior de su clase capitalista.
El problema de la sumisión a la burguesía imperialista de las organizaciones obreras, a través del Partido Demócrata
El 14 de junio, Trump celebraba su cumpleaños y, además el 250 aniversario del Ejército de Estados Unidos, con un desfile militar único, que no consiguió convertirse en su soñado espectáculo de masas. Para ese día, se habían convocado contra el presidente mas de 2.000 de manifestaciones en todos los estados bajo el lema “No Kings”. La participación resultó extraordinariamente masiva, sobre todo en Nueva York y Los Ángeles. Puede que hayan sido más de un millón de personas. Por su parte, las protestas en todo el país contra las deportaciones habían sido apaciguadas durante la semana, bajo la ilusión de centralizarse el sábado en el No Kings Day. Pero era una estafa. La misma estafa que tradicionalmente impide que la clase obrera norteamericana tenga una existencia política independiente de su verdugo de clase.
Los organizadores del No Kings Day, los mismos de las grandes manifestaciones “Hands off” del 5 de abril de 2025, son una coalición interclasista de más de 100 grupos que incluyen poderosos sindicatos como la “American Federation of Teachers”, pero bajo la dirección política de “Indivisible Action” o el “50501 movement”, organizaciones de gran extensión y directamente ligadas al Partido Demócrata, partido responsable de millones de deportaciones anteriores y de la represión de las protestas actuales. Además de colaborador necesario del genocidio palestino y agente imperialista mundial indistinguible del Partido Republicano. Por eso, el lema “No King” hacía referencia exclusivamente a la “deriva autoritaria” de Trump, “en defensa de la democracia americana”. A la espera de que vuelva a gobernar el Partido Demócrata, se entiende. Por eso, en las manifestaciones solo grupos espontáneos, aunque a veces muy numerosos, llevaban pancartas y proclamas contra el ICE, contra la política migratoria y las deportaciones, incluyendo la liberación de Mahmoud Khalil, el joven activista pro-palestino pendiente de deportación.
Esta sumisión al Partido Demócrata, a cuyos candidatos incluso financian, forma parte de la política establecida en las direcciones de las dos grandes centrales sindicales de los EEUU (AFL-CIO y SOC). El lazo al cuello de la clase obrera lo completan los Socialistas Democráticos de América (en inglés: Democratic Socialists of America o DSA), la organización de casi 100.000 militantes, incorporada como parte del Partido Demócrata y dirigida por la congresista Alexandria Ocasio-Cortez. Los DSA y su aliado el senador Bernie Sanders, que hablan en nombre de los trabajadores y oprimidos, dirigen siempre las luchas y la atención hacia el marco parlamentario y el respeto del orden burgués:
"Todo iba bien [¡sic!] hasta que Trump decidió desencadenar redadas violentas sin motivos en escuelas primarias, zonas comerciales y espacios públicos pacíficos.” (Alexandria Ocasio-Cortez, 11 de junio)
"Todos están viendo el caos que se está desatando en Los Ángeles, y realmente necesitamos que la administración que ha decidido desencadenar este caos intencionalmente rinda cuentas. La administración Trump es responsable de esto", dijo. (Alexandria Ocasio-Cortez, 12-junio 2025)
La “izquierdista” Alexandria Ocasio-Cortez lo deja claro: las protestas contra la ICE, contra las deportaciones, contra la violencia policial, contra las detenciones, todo eso es un “caos”, y ese es el problema de Trump. Sin duda, en tiempos de Biden “todo iba bien” para la congresista, aunque no para la población trabajadora migrante...
La lucha contra la creciente barbarie de la política migratoria, contra todos los ataques a las ya precarias condiciones de vida del conjunto de las clases trabajadoras, contra la reacción política racista, clerical, machista, homófoba, militarista, que desarrolla la administración de Trump, solo puede ser llevada a cabo rompiendo todos los lazos políticos con los dos grandes partidos de la burguesía, el Republicano y el Demócrata. Para que las inmensas movilizaciones, que sin duda se desarrollarán, no se conviertan en válvulas de escape y den frutos y generen victorias, debe darse la unión efectiva a los oprimidos tras toda la clase obrera (con o sin papeles), en un frente único de combate que recoja las reivindicaciones de todos y especialmente de su fracción más desprotegida:
Contra la política migratoria de Trump y todos los presidentes anteriores:
Por la liberación de todos los detenidos y el retorno de todos los deportados.
Por la legalización de todos los trabajadores migrantes, con todos los derechos de ciudadanía.
Por la disolución y desarme del ICE. Por el cierre inmediato de todos los centros de detención de inmigrantes, incluida la base de Guantánamo (y su restitución a Cuba).
Contra la militarización de las poblaciones interiores y de las fronteras, ¡Abajo el muro de la frontera con Méjico!
Por la autoorganización y autodefensa de los trabajadores y todos los oprimidos, independientemente de todas las organizaciones burguesas:
Refuerzo, ampliación y centralización de las organizaciones de autodefensa de los migrantes.
Creación y centralización de comités de solidaridad y autodefensa contra las deportaciones y el terror policial, que llamen a la huelga en cada establecimiento, cada empresa, cada rama de actividad que sea blanco de la división racista y la brutalidad policial.
Lucha contra la sumisión de los burócratas sindicales y de las organizaciones de migrantes o negros a los dos partidos burgueses, tanto el que envía a la guardia nacional y los marines como el que envía a la policía para reprimir violentamente las protestas.
Por la construcción de un partido obrero de masas independiente, que luche por unificar a toda la clase y a todos los oprimidos con ella. Un partido que combata por derrocar a la burguesía norteamerica, con su política antiobrera y reaccionaria interior e imperialista exterior. Un partido que se unifique en la lucha por el Socialismo con toda la clase obrera mundial a través de una Internacional Obrera Revolucionaria.
17 de junio de 2025
Colectivo Revolución Permanente