CUBA: POR LA REVOLUCIÓN POLÍTICA QUE EXPULSE DEL PODER A LA BUROCRACIA RESTAURACIONISTA

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... Y EXTIENDA REVOLUCIÓN PROLETARIA A TODA AMÉRICA

Las protestas masivas iniciadas el 10 de julio de 2021 y extendidas por todo el territorio cubano han marcado un antes y después en la relación de las masas trabajadoras con la burocracia que gobierna el país desde la revolución social de 1959-1960. En aquel tiempo, una fracción del M26J nacionalista pequeñoburgués de Castro y Guevara, armando el pueblo, se enfrentó al imperialismo yanqui, y los acontecimientos los llevaron mas allá de su programa democrático.

Esta revolución hizo estallar al M26J mismo y al gobierno de alianza con la burguesía “democrática” opuesta al dictador Batista, depuesto en 1959 por la guerrilla en el campo y la huelga general en las ciudades. Y finalmente acabó expropiando las propiedades de los medianos y grandes propietarios de tierras y de la burguesía local e internacional. Las conquistas quedaron ahogadas dentro de los límites de Cuba de la mano de la burocracia estalinista de la URSS (y del partido comunista local), que ayudó al partido de Fidel Castro a configurar una burocracia estatal gestora y parasitaria de la economía planificada y a impedir activamente la extensión de la revolución fuera de la isla.

Esta burocracia lleva 60 años independizada por completo de las masas obreras y campesinas, que nunca han tenido el control del estado por medio de un sistema de democracia soviética como el que inauguró la revolución rusa de 1917 y fue liquidado a finales de los años 1920 por el régimen de Stalin.

Durante el periodo inicial, el de la Tricontinental y la OLAS, Castro ejerció una presión sobre el imperialismo yanqui con la guerrilla en toda América latina, con indiferencia respecto a la huelga general de 1968 en Francia y hostilidad (como Mao) a la revolución política de Polonia y Checoslovaquia. Castro usó del prestigio de la revolución cubana (y del heroísmo de Guevara) para ayudar a impedir la revolución proletaria de Chile en 1973 y de Nicaragua en 1979. Eso permitía a la burocracia conservar el poder (y los privilegios) aunque el estado obrero permanecía aislado y débil.

Siguiendo con retraso los pasos de sus mentores rusos, la burocracia estatal cubana lleva décadas buscando su propia reconversión: de casta parasitaria administradora autócrata de las grandes conquistas revolucionarias a burguesía propietaria de los medios de producción, en el marco de una economía de mercado capitalista. Este proceso se ha acelerado en los últimos años y ha sido definitivamente santificado por la nueva constitución de 2019, que establece la propiedad privada, el mercado y la inversión extranjera como medios necesarios para impulsar el crecimiento de la economía del país.

Bajo el bloqueo asfixiante de los EEUU, la pequeña economía cubana ha pasado de estar centrada en el monocultivo de la caña de azúcar y dependendiente de la URSS (país que absorbía el 72% de las exportaciones en 1987) al monocultivo del turismo (con una regresión a prostitución de la época de Batista) y de las exportaciones de servicios (médicos, personal de enfermería, maestros) que en 2017 constituían respectivamente el 21,5% y 78,4% de las exportaciones. A señalar que el gran cliente de esos servicios es Venezuela, que paga no con divisas sino con petróleo, del que depende, entre otras cosas, el 95% de la producción eléctrica de Cuba.

La crisis mundial del 2008-2013, el colapso de la economía capitalista dominada de Venezuela (también bajo el rabioso bloqueo de los EEUU) y ahora la pandemia del COVID-19, han hundido las únicas fuentes cubanas de ingresos de divisas, multiplicando la deuda exterior y las ya graves dificultades para su pago, que se arrastran desde 2009. De hecho, en julio de 2021 se ha firmado con los acreedores del Club de París -encabezados por España- el enésimo acuerdo de aplazamiento de pago de la deuda internacional. Por otro lado, desde 2016, China ha pasado a ocupar el puesto de primer socio comercial de Cuba (muy a la par con Venezuela) y ha mostrado claro interés en entrar a invertir directamente en empresas capitalistas (en concreto en la "Zona Especial de Desarrollo-ZED Mariel"), como está haciendo de forma masiva en toda América Latina.

En resumen, en 2021 se han concentrado en Cuba todos los elementos para un estallido social:

  • crisis económica general que dura más de una década;
  • agravamiento de las diferencias sociales a favor de los sectores de la población (especialmente el ejército) ligados a actividades económicas privadas relacionadas con el capital extranjero (en 2019 aproximadamente el 12% de la población);
  • incremento generalizado de precios de los productos relacionados con las necesidades básicas (alimentos, agua, energía), a causa de la política de reducción de los subsidios estatales, en el marco del proceso de restauración capitalista impulsado por el gobierno;
  • desabastecimiento de alimentos y medicinas, restricciones y cortes de energía eléctrica;
  • crisis habitacional, después de décadas de abandono de las viviendas públicas y falta de ayudas para la rehabilitación de las privadas (que suponen el 88% del total de viviendas)
  • todo ello agravado en julio de 2021 por la cresta de una ola de infecciones COVID-19, que ha tensionado al máximo el sistema sanitario y ha carecido en los peores momentos de oxígeno terapéutico, medicinas y material sanitario.

Ante la magnitud de las protestas, inesperadas e inauditas en Cuba, la reacción del presidente Miguel Días-Canel ha sido culpabilizar de todos los problemas al bloqueo de los EEUU, movilizar a la propia burocracia para contrarrestar las manifestaciones masivas, reprimir con violencia policial desproporcionada, bloquear las comunicaciones por internet, detener arbitrariamente a centenares de personas (incluidos militantes del PCC) y ... reforzar el proceso legal de desmontaje de la economía planificada y la apertura a la privatización.

Sin perder ni un minuto la oportunidad, los mismos gobiernos burgueses que mantienen estados fuertemente policiales y que reprimen a sus masas (o a las de sus países satélites) cuando protestan contra sus propias miserias, se han apresurado a manifestar su "solidaridad" con los manifestantes cubanos y su "consternación" por la represión. La hipócrita simpatía con las movilizaciones, manifestada por Biden, Bolsonaro o los dirigentes de los países de la Unión Europea es una táctica que tiene el mismo objetivo de la burocracia gobernante: convencer a las clases trabajadoras cubanas y de toda América de que la única solución a sus problemas es el retorno al imperio del capital, el abandono de los "viejos sueños socialistas", la renuncia definitiva a un mundo libre de clases sociales, de explotación y opresión.

Por su parte, con el mismo objetivo restauracionista, aunque métodos diferentes, los gobiernos burgueses imperialistas de China y Rusia condenan las movilizaciones acusándolas de instrumentos del imperialismo de los EEUU y dan soporte al gobierno cubano. Unos y otros utilizan a Cuba como un terreno de enfrentamiento interimperialista, nada despreciable, teniendo en cuenta su situación estratégica frente a las costas norteamericanas.

Además, las direcciones tradicionales de la clase obrera se adaptan a un campo de la reacción u otro. Los partidos laboristas y socialdemócratas se ponen al lado de su burguesía. Producto de sus viejos lazos con la extinta burocracia del Kremlin o con la actual de La Habana, por todo el planeta, los partidos “comunistas” que sobreviven y la mayoría de las organizaciones revisionistas del trotskismo se han alineado incondicionalmente con el gobierno cubano, al que presentan fraudulentamente como el honesto depositario de las conquistas de la revolución de 1959, calificando a su régimen burocrático como "socialista".

El nuevo periodo de luchas de clases que han anunciado las manifestaciones de julio de 2021 será por ello muy complejo, con intervención directa de fuerzas políticas extranjeras cuyos intereses son totalmente contrarios a los de la clase obrera y las masas trabajadoras cubanas. Estas solo podrán alcanzar sus objetivos defendiendo las viejas conquistas revolucionarias, derrocando al gobierno restauracionista y a su casta burocrática, organizando un estado revolucionario basado en los consejos obreros y campesinos elegidos democráticamente y revocables en todo momento, luchando por extender la revolución a toda América.

Colectivo Revolución Permanente

(Austria, Estado Español, Francia, Turquía)