Sobre la condena a Cristina Fernández de Kirchner

El martes 10 de junio, la Corte Suprema de Justicia ratificó la condena a la ex presidente Cristina Fernandez de Kirchner, junto a Lazaro Báez, Nelson Periotti, José López, Juan Carlos Villafañe, Raúl Pavesi, Mauricio Collareda, José Santibáñez y Raúl Daruich, por la causa Vialidad. En consecuencia, la líder del PJ será inhabilitada de por vida para ejercer cargos públicos, deberá cumplir seis años de prisión (será domiciliara porque tiene 72 años), y junto a los demás declarados culpables, deberán pagar $ 84.835.227.378,04 (alrededor de 72 millones de dólares).

Rechazamos la épica que pretenden darle a esta proscripción burguesa. Que la Justicia no es independiente, lo sabemos, como también que los tres poderes son herramientas de la clase capitalista para oprimir a la clase trabajadora. Como marxistas, no debemos tomar partido por uno de los bandos en disputa. Debemos exponer lo que sucede entre distintas fracciones de la burguesía, sus miserias, arbitrariedades y pretensiones de impunidad, tal como son, y no sembrar ilusiones “democráticas” entre los explotados y oprimidos.

El fallo se da en el contexto de una enorme crisis capitalista en desarrollo, tanto en la base como en la superestructura, y es expresión de las contradicciones internacionales y nacionales, en el marco de la reorganización mundial entre las clases.

El imperialismo tiene su parte en este espectáculo burgués. La figura del kirchnerismo representa otro programa capitalista para la crisis, en la cual preveía continuar con ciertos mecanismos de “protección” de patrones locales e industriales, a los cuales se les conceden exenciones impositivas y subsidios en energía e infraestructura, mientras que a las importaciones les aplicaría aranceles. Esto se contrapone con las ventajas pretendidas por Trump, al tiempo que consideraba aumentar algunos negocios con China (más de los que mantiene el gobierno de la Libertad Avanza). A su vez, parte de estos negocios con el imperialismo asiático serían utilizados para pagarle la deuda al FMI y EEUU, lo cual exigiría múltiple dependencia, en un punto de equilibrio inestable al borde del estallido permanente. El proimperialismo peronista difiere de su contraparte liberal, que todos los días avanza en la concesión de áreas y negocios para la instalación de bases militares yanquis. De todos modos, es tal el descalabro, que ante el dólar barato que Milei sigue sosteniendo con endeudamiento y emisión, las empresas se van de Argentina (pero no se radican en EEUU), sino que buscan zonas de mayor “competitividad”, es decir, donde puedan obtener una mayor tasa de ganancia.

En el plano nacional, el crecimiento de huelgas, piquetes y protestas, junto al rechazo y el descreimiento expresado en las elecciones, son elementos a considerar. Quedó claro el temor por el ausentismo y los votos en blanco y nulos. La condena a Cristina, impulsada principalmente por el macrismo, trata de darle un viso de recomposición a la democracia burguesa argentina: sacar de la cancha a una rival pesada aunque en plena decadencia, al tiempo que se envía un mensaje de presunto orden y funcionamiento ejemplar de las instituciones, para intentar recuperar confianza popular. El propio Milei, que es uno de los artífices de la criptoestafa megamillonaria $Libra, había boicoteado la aprobación del proyecto “Ficha limpia”, así que esto muestra otra diferencia en la coalición gobernante, en la cual el PRO sale fortalecido y presiona sobre el liberal recaudador. El de la peluca prefería tenerla libre, como prenda de negociación con el peronismo, tal como venía haciendo durante estos años.

No es como dice Cristina, que la atacan por defender a los pobres y enfrentarse a los poderes concentrados. Fue bajo su gobierno que las clases dominantes obtuvieron ganancias extraordinarias, mientras se encargaba de señalar en cadena nacional a los trabajadores petroleros de Las Heras y a los obreros de Gestamp, mientras imponía techos salariales y designaba cuadros represores como Berni y Milani, fortalecía y sus vínculos con las burocracias sindicales, como la de Pedraza en la Unión Ferroviaria, que asesinó a Mariano Ferreira. Bajo el gobierno de los K, fueron asesinados Carlos Fuentealba, Daniel Solano, Cristian Ferreyra, y tantos otros militantes.

Es la ex presidente actualmente condenada por la justicia burguesa, la que se encargó de pedir, mucho antes de la llegada de Milei y Bullrich al gobierno, legislar contra las marchas y piquetesiii, incluso pariendo a pedido de los buitres la Ley Antiterrorista. La democracia castiga a los trabajadores cuando se cuestionan los intereses del poder y el orden establecido. La libertad como tal sólo existe en tanto no se transgredan las normas que garantizan la producción, circulación y comercialización de mercancías, y en tanto no se enfrente a los capitalistas y sus instituciones políticas, sociales y jurídicas. Cuando las protestas exceden el poder de control democrático, la misma clase dominante se quita el velo humanista y muestra su rostro de dictadura policial, gobierne quien gobierne. Sin ir más lejos, los últimos documentos publicados por Cristina Kirchner tienen elementos en común con el programa que aplica Milei (reforma laboral, tercerización y privatización de áreas estatales), y también podemos dar cuenta de que sectores del peronismo, incluso progresistas, pugnan por una “reactualización doctrinaria” atacando al marxismo, reivindicando el nacionalismo, a figuras de las Fuerzas Armadas, y al gobierno de 1973-1976 de Perón e Isabelita, aquel donde crearon la Triple Aiii.iv

Las libertades democráticas amenazadas, son las que siempre están en tensión porque el capitalismo como sistema no está hecha para garantizarlas sino para usarlas como concesión a cambio de paz social. Derecho de organización y protesta, educación, salud, aborto legal seguro y gratuito, entre otros, son atacados por las condiciones económicas a las que se nos somete con el ajuste brutal, y por la mano firme de la represión estatal y paraestatal.

La necesidad de un partido revolucionario de la clase trabajadora

La crisis capitalista mundial se expresa en todos los órdenes de la vida. Las organizaciones obreras lo expresan mediante la proliferación de alineaciones con fracciones burguesas, rupturas y surgimientos de nuevos destacamentos. Como Octubre Rojo, luchamos por construir un partido auténticamente revolucionario del proletariado. Desde nuestro surgimiento, caracterizamos como reformistas (no centristas) a los partidos del FIT-U, Nuevos MAS, Política Obrera, y otros, que son las principales referencias políticas de lo que supuestamente son tendencias marxistas.

El parlamentarismo, la defensa de mecanismos de defensa de la burguesía como las conciliaciones obligatorias, el seguidismo a la burocracia sindical, las alianzas por lo bajo con el kirchnerismo y otras fracciones burguesas, la proclama de la consigna de “asamblea constituyente” y el rechazo al armamento del proletariado (bajo la excusa de oponerse al “guerrillerismo”), son algunos de los elementos que sostienen total o parcialmente estos partidos. Son posiciones suficientes para definir a estas corrientes como reformistas. Quienes niegan la verdad elemental para los comunistas, que los trabajadores debemos organizarnos como partido y luchar por crear organismos de poder de masas, armados, para destruir al Estado burgués mediante la violencia proletaria, organizando comités de fábrica y de base en los lugares de trabajo, de estudio y en los barrios, ejerciendo el control obrero de los medios de producción y de cambio, en alianza con los trabajadores rurales, el semiproletariado, los desocupados, jubilados, y las fracciones revolucionarias de la pequeñoburguesía, dejan como idea que sólo mediante el voto ciudadano, el paro y las protestas callejeras se hace una revolución, lo cual es absolutamente falso; así lo que se logra es la perpetuación de la burguesía. La confluencia del FIT-U, Altarmira y demás trotskistas criollos con el Partido Justicialista es la frutilla de un rancio postre.

El reformismo ha parido a otros partidos, que vendrían a ser los auténticos centristas en períodos de agudización de la crisis, que intentan diferenciarse de los reformistas al tiempo que se muestran más combativos, aunque suman confusión al activismo. Al respecto de este punto próximamente publicaremos otro artículo.

No es nuestra tarea como clase trabajadora defender a Cristina, ni a Macri, Milei o cualquiera de nuestros verdugos. Al contrario, debemos combatirlos. Nuestras libertades democráticas no van a comenzar a ser atacadas ahora porque la condenan a Cristina. En todo caso, el Estado y las burocracias están para controlarnos mediante el consenso y mediante la fuerza, para eso existen, con o sin proscripción a candidatos burgueses, y ya vienen actuando hace rato. Vale recordar que el triste error de millones de trabajadores, que anhelaron y lucharon durante 18 años por el regreso del dictador Perón, exiliado en la España del tirano Franco, culminó con un feroz ataque contrarrevolucionario encomendado por el mal llamado “primer trabajador” a las Fuerzas Armadas, ” la Triple A, el CNU y otras bandas reaccionarias del peronismo, que asesinaron a más de 1.500 compañeros, atacando locales sindicales y partidarios, persiguiendo, torturando y obligando al exilio a otros tantos luchadores.

En nombre de la defensa de las libertades democráticas, los integrantes del FIT-U y otros partidos se alinean con una ex presidente burguesa que se enriqueció no sólo con la corrupción y las obras públicas (como suelen hacer los políticos patronales), sino con los negocios legales que asentó, y quien ejerció el sometimiento de la clase obrera y el pueblo pobre.

Necesitamos organizar a la vanguardia bajo un programa revolucionario mundial, luchando contra el imperialismo y las fracciones patronales nacionales. Con centralidad en la clase obrera, forjar un partido leninista de combate. Destruir el capitalismo, fundar una sociedad asentada sobre nuevas bases, aboliendo toda forma de explotación y opresión. Para ello hay que expropiar a la burguesía, derrotarla política y militarmente, socializar los medios de producción y de cambio, establecer el poder organizado en Consejos armados de trabajadores. Sólo así podremos garantizar el éxito de la emancipación de nuestra clase, viviendo de cada quien sus posibilidades, a cada quien según sus necesidades. Es por ello que a nivel internacional formamos parte del Colectivo Revolución Permanente, luchamos por la revolución comunista, el único y verdadero futuro donde podremos conquistar la dignidad y libertad.

Octubre Rojo, 11 de junio de 2025