Por la vacunación universal y gratuita contra la Covid-19

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Vacunación e inmunidad colectiva

El principio de la vacunación es inmunizar a un humano o un animal contra una enfermedad causada por un agente patógeno (virus, bacteria…), inoculándole una versión atenuada o una parte (por ejemplo, una proteína) de ese agente, quien estimulará el sistema inmunitario, lo que preparará sus defensas contra una eventual infección.

La eficacia de las vacunas es variable (alrededor de un 60% en un adulto de buena salud para la anual de la gripe, cuyos los virus mutan a menudo, más del 90% para la «DTP» contra la difteria, el tétanos y la poliomielitis). Pueden aparecer efectos secundarios temporales y sin gravedad, debidos a la respuesta inmunitaria: fatiga, fiebre, cefaleas, dolores musculares, enrojecimiento…. Pueden aparecer raramente efectos secundarios, generalmente debido a un desajuste inmunitario o a una intolerancia a los aditivos. Comparadas con los tratamientos médicos basados ​​en la repetida ingestión de moléculas, con eficacia que a menudo va en paralelo a su toxicidad, las vacunas son una buena opción y tienen pocos efectos secundarios prolongados. En la historia de las vacunas nunca ha habido ningún efecto secundario aparecido por primera vez más de tres meses después de la inyección.

La vacunación universal, es decir a escala planetaria, ha permitido erradicar la viruela. En muchos países, la vacunación obligatoria contra la difteria, el tétanos y la poliomielitis ha permitido obtener la inmunidad colectiva, por eso los casos son extremadamente extraños.

Las vacunas contra la Covid son fiables y eficaces

Las vacunas contra la Covid-19 han sido puestas a punto por grupos capitalistas privados (Estados-Unidos, Gran Bretaña, Alemania, Rusia, China..), pero utilizando la investigación pública. Son de dos tipos:

Las de ARN mensajero (ARNm): hebras de ARN dan instrucción a las células de fabricar la proteína S (Spike) del virus, el antígeno que debe desatar la producción de anticuerpos: Pfizer-BioNTech, Moderna.

Las de vector viral: un adenovirus inofensivo para el ser humano lleva la proteína S (Spike) del virus en las células: Sputnik V, AstraZeneca, Ad5-nCoV, Jansen, etc.

En la escena mundial y las redes sociales, los «antivacunas» levantan reparos a la vacunación contra la Covid invocando su novedad y el carácter innovador de la tecnología empleada por las primeras.

Pero todas estas objeciones han sido refutadas, con base en la práctica, por los científicos competentes de todos los países.

«Riesgo de trombosis»: algunos casos de trombosis en pacientes vacunados con AstraZeneca han conducido a los gobernantes a suspender su utilización, después a restringirlas a personas mayores de 55 años. Estos casos son muy infrecuentes, se contabilizaba a finales de marzo 62 casos de trombosis venosa cerebral en el mundo, de los cuales 44 en los 30 países del Espacio económico europeo sobre 9,2 millones de dosis de administradas.

«Estas vacunas han sido desarrolladas demasiado rápidamente»: Tradicionalmente, el desarrollo de una vacuna tomaba una decena de años, pero esta vez sólo ha llevado un año. De hecho, vista la urgencia, en un contexto de carrera por lograr na vacuna, los Estados han invertido masivamente en los laboratorios farmacéuticos y éstos han invertido masivamente en personal y material. Algunas pruebas que antes se hacían en secuencia ahora se han realizado en paralelo. Y si las multinacionales empleaban tiempo para desarrollar las vacunas, era también porque son costosas en fabricación (investigaciones, tests, validaciones, producciones) y aportan poco beneficio, sobre todo si sólo hace falta una inyección con muy pocas inyecciones de recuerdo a lo largo de la vida.

«Es una nueva tecnología que no se domina»: El ARN mensajero fue descubierto en 1961 y es objeto de experimentación desde hace muchos años. En particular, desde 2009 se han desarrollado vacunas basadas en ARN, concretamente para el Ébola. Desde 2015, en el ámbito veterinario, una vacuna en ARN limita la propagación de la gripe aviar, también la del coronavirus de la diarrea epidémica porcina.

«No tenemos experiencia previa de estas vacunas»: Habiendo comenzado los test sobre estas vacunas a mitad del año 2020, hace ya más de un año que se las examina sobre el terreno. Cinco mil millones de dosis han sido inyectadas, y todos los casos de efectos secundarios serios son documentados y analizados. Nunca en la historia ha habido una vacuna tan vigilada.

«No conocemos los efectos secundarios a largo plazo»: El ARNm inyectado en el cuerpo no sobrevive, es destruido rápidamente (en algunas horas o un día); por tanto, todo efecto secundario es provocado por su acción justo después de la inyección. Además, como este ARNm es de algún modo un fragmento de virus, todo efecto secundario debería igualmente ser provocado por el mismo virus, ver más arriba sobre el riesgo de trombosis. Como se ha dicho antes, en la historia de las vacunas todos los efectos secundarios han sido constatados en los tres meses siguientes a la inyección.

«Esta vacuna no es natural»: Un aspecto del progreso médico es implantar prótesis en substitución de segmentos de arterias deterioradas, en los huesos rotos, en substitución de dientes , etc. que nada tienen de «natural», no más que la mayor parte de los medicamentos que se tragan en caso de necesidad la mayor parte de los oscurantistas y complotistas.

La realidad sobre el terreno muestra que las vacunas protegen en torno al 90% contra las formas graves de hospitalización, incluso con la variante Delta.

La vacunación universal es necesaria

Un gobierno obrero sabría motivar a la población hacia la vacunación movilizando a los sanitarios y a la comunidad científica. Pero los gobiernos que privilegian el ejército sobre la salud, los de los países avanzados que someten el sistema de salud al beneficio privado y que estrangulan a los hospitales públicos, no pueden hacerlo.

De hecho, mientras que la prevención de la aparición de nuevos patógenos (virus, bacterias…) debería ser mundial, que la búsqueda de los tratamientos (vacunas, medicamentos…), su producción y su reparto deberían ser mundiales, la salud queda en manos de los Estados nacionales arcaicos y de grupos capitalistas, que tienen como objetivo su propio benefico. Ciertamente, la OMS ha puesto en marcha un programa de vacunación internacional contra la Covid-19, COVAX, pero es prácticamente irrisorio frente a las necesidades, en particular de los países pobres.

Es alarmante constatar el despliegue a dos velocidades de las vacunas contra la Covid-19. La proporción de los adultos completamente vacunados es del 2% en la mayoría de países de renta baja mientras que alcanza cerca del 50% en los países de renta alta. (OMS, FMI, BM, Declaración 27 de agosto 2021).

Pero los propios países imperialistas presentan problemas. En la mayor parte de los estados europeos, la obligación de la vacuna está impuesta únicamente a ciertas profesiones. Los bomberos deben vacunarse, pero no los policías que a menudo les acompañan. Los sanitarios deben hacerlo, pero no las personas de mayor edad que tienen más riesgo de formas graves de Covid. De esa manera, estas profesiones se sienten estigmatizadas, lo que impulsa a algunos a rechazar la vacunación, que, sin embargo, es necesaria. Una verdadera política de vacunación universal empezaría por implantar la obligación vacunal para un mayor número de profesiones en contacto con el público, así como para ciertas categorías de la población (por ejemplo los de más de ochenta años); enseguida, al ritmo de las vacunaciones realizadas, esta obligación se extendería a otras categorías. Esta obligación, planificada y ámpliamente compartida no crearía ese sentimiento de injusticia y de estigmatización.

Una verdadera política de incitación a la vacunación debería partir de las autoridades sanitarias y de la seguridad social. Existe una ancha franja de población marginalizada en la sociedad capitalista por diversas razones (edad, minusvalía, aislamiento geográfico, desierto médico, deficiente dominio de la lengua, incultura, brecha digital, etc.) que no se ha vacunado, y que no siempre frecuenta los lugares en los que el pase es exigido. Es pues necesario que equipos de vacunación visiten estas poblaciones.

En fin, numerosos gobiernos admiten un test PCR o antigénico negativo. Sin embargo, el margen de error es significativo para los tests PCR y los tests serológicos no permiten valorar taxativamente una potencial inmunidad protectora, ni sobre la contagiosidad. Y por otra parte, el contagio por la variante Delta es muy rápida, un paciente puede mostrarse contagioso en menos de 72 h después del contagio.

La libertad ¿es saltarse el semáforo en rojo?

En algunos países, los gobiernos rechazan tomar medidas, mientras que en otros hay manifestaciones reaccionarias oponiéndose a la mascarilla y la vacunación, en aras de la «libertad».

El núcleo duro de las manifestaciones agrupa a los oscurantistas anti-vacunas, los iluminados conspiracionistas, partidos xenófobos, grupos fascistas. Sus dirigentes afirman querer defender la "libertad" contra la "dictadura sanitaria". De hecho, se trata de la libertad de contagiar a los demás.

En materia de salud pública, la regla no es la libertad individual, sino la norma obligatoria. Un trabajador asalariado no elige libremente estar afiliado o no a la Seguridad Social, esta afiliación es obligatoria. Los padres no eligen libremente pegar a sus niños, llevarlos a la escuela o no, cuidarlos o no. En interés de toda la población y de los propios niños, ciertas vacunas son obligatorias. En Europa, su número es importante (sarampión, tétanos, difteria, poliomielitis, hepatitis B, tos ferina, paperas, rubeola, meningococo C, neumococo, gripe B), permitiendo aumentar la cobertura vacunal contra estas enfermedades.

En los puestos de trabajo y en las ciudades, las reglas de seguridad y de higiene no son opcionales, se imponen. La limitación de la velocidad de los vehículos no es una opción; el cinturón de seguridad es obligatorio para todos los ocupantes de un vehículo. En numerosos países está prohibido fumar en los sitios públicos cerrados. Y la utilización del amianto en los edificios está proscrito.

La «libertad individual» en materia de salud, en particular cuando el comportamiento individual puede afectar a los demás, es muestra de la ideología espontánea de los grandes burgueses habituados a violar las reglas sociales, de pequeños burgueses cuya vida social depende de la capacidad de hacer frente a la competetencia, así como del lumpenproletariado asocial que vive de trapicheos o de la delincuencia. Se opone al combate secular del movimiento obrero para proteger la salud de los trabajadores.

Ciertamente, todo movimiento social de gran amplitud comienza con cierta confusión, pero los dirigentes de este son filo-fascistas o fascistas, su base es la pequeña-burguesía tradicional, su «libertad» es la libertad de contagiar.

«Son los reaccionarios quienes sitúan la verdadera libertad en la individualidad, en el particularismo de los individuos, de las localidades, de las provincias...(Friedrich Engels y Karl Marx, La ideologia alemana, 1845, III)

En los Balcanes, la influencia de las Iglesias cristianas ortodoxas y de los partidos filo-fascistas dificultan la vacunación e incluso la distancia social. Por consiguiente, los hospitales están desbordados en Serbia (donde sólo 25% de la población ha recibido dos dosis) y en Rumanía (35%).

En Rumanía, la extrema derecha alimenta también las opiniones antivacunas. Un nuevo partido ultranacionalista y antieuropeo, la Alianza por la unión de los rumanos (AUR), ha organizado manifestaciones contra el pase sanitario, introducido en septiembre, que han reunido el 2 de octubre a algunos miles de personas ante la sede del gobierno para protestar contra la vacunación. Los militantes antivacunas han encontrado también aliados en el seno de la Iglesia ortodoxa, a la que dicen pertenecer el 87% de los rumanos. (Le Monde, 22 de octubre)

En Italia, a raíz de la manifestación anti-pase y anti-vacuna de Roma del 9 de Octubre, bandas fascistas (Forza Nuova…) han atacado la sede de la principal organización sindical.

El sábado por la noche, a las cinco y media, la sede nacional de la CGIL (Confederación general italiana del trabajo) ha sido asaltada por un grupo de manifestantes antivacunas que han tumbado la puerta de entrada y saqueado el interior de los locales. (Corriere de la Sera, 9 octubre).

Si va contra el Big Pharma o el gobierno de turno ¿està bien?

En los países dominados, la mayor parte de las organizaciones obreras han reclamado la vacunación, como, en junio 2021, el sindicato de enseñantes de África del Sur SADTU o el sindicato de los barrenderos SIEMACO-SP de Brasil.

Sin embargo, en Bulgaria, el partido socialista BSP (miembro de la internacional «socialista»), en lugar de reclamar la vacunación universal, se pronuncia contra el pase sanitario junto al GERB (el partido hermano de la CDU-CSU, del ÖVP, de Forza Italia, de LR).

En muchos países imperialistas, se ha visto pactar peligrosamente con movimientos anti-confinamiento, anti-mascarilla, anti-vacuna a algunos partidos reformistas de los que aplican el «populismo de izquierdas» de Ernesto Laclau y Chantal Mouffe, así como a los centristas habituados a correr detrás de todo lo que se proclame «anti imperialista» o «antigubernamental».

Los robertsonianos han salido de un largo silencio el 1er de mayo para declarar estúpidamente: «¡Abajo los confinamientos!» (LCI-QI, abril 2021).

En Brasil, los morenistas del MRT (FTCI, representada en Argentina por el PTS, en España por la CRT, en Francia por el CCR-RP, han difundido, como Bolsonaro y Trump, la idea falsa de que la hidroxicloroquina (HCQ) constituía una alternativa a la distancia social y a la vacunación. (Gilson Dantas, Esquerda Diário, 15 abril 2020, suprimido después en la red).

En Francia, la LFI sostiene las manifestaciones de los sábados de los antivacunas y de los anti-pase sanitario. Su dirigente, lejos de defender la obligación vacunal, se ha situado en el terreno del individualismo burgués.

Estas marchas de los sábados están son extraordinarias en pleno verano... Digámoslo: tal movimiento no puede ser «asimilado» por nadie. Es su propio objetivo político. Como muchos de mis amigos Insumisos yo le aporto consideración y comprensión. (Jean-Luc Mélenchon, Facebook, 1er août 2021).

Aún peor: LO, el NPA, el CCR-RP, el POID, el POI y otros grupos que se reclaman fraudulentamente del trotskismo apoyan esas manifestaciones oscurantistas: "No sólo hay antivacunas en estas manifestaciones, hay también una cólera que se expresa contra Macron" (Nathalie Artaud, LO, 19 julio 2021).

Es necesaria la independencia de la clase obrera para una verdadera solución

Los enemigos de nuestros enemigos no son siempre nuestros amigos. Esta lógica estúpida condujo a un ala del movimiento socialista y una parte del anarquismo a apoyar en 1887 al general Boulanger, masacrador de los comuneros en mayo 1871, en nombre de la lucha contra la 3ª república anti-obrera. Esta lógica estúpida condujo a los estalinistas del partido Tudeh y a los castristas de la organización Fedayins del pueblo iraní a sostener al ayatolá Jomeini en 1978. Es la misma lógica estúpida que conduce a algunos centristas a apoyar los atentados islamistas contra los trabajadores. Es la misma lógica estúpida que conduce a los partidos socialdemócratas, los antiguos estalinistas, ciertas corrientes centristas (SP en Gran Bretaña, LO en Francia…) a apoyar acciones de policías contra los gobiernos en el poder.

Las organizaciones obreras deben trazar un vía diferente de las de la burguesía, su estado y sus colaboradores:

  • ¡Vacunación gratuita de toda la población mundial, fin de las patentes sobre las vacunas, colaboración internacional para producir vacunas y conseguir tratamientos curativos!
  • ¡Contratación de suficientes trabajadores en la sanidad pública, aumento de los salarios! ¡Contra la precariedad, todos fijos en plantilla !

24 octubre 2021

Colectivo Revolución Permanente (Austria, Estado Español, Francia, Turquía)