El sábado 7 de octubre, la barbarie dio un paso más en Palestina: primero con el atentado de Hamás en el suroeste de Israel, en el que fueron masacradas deliberadamente unas 1.400 personas, la gran mayoría civiles, mujeres, niños, jóvenes y ancianos ; más de 4.100 resultaron heridas y entre 150 y 200 personas fueron secuestradas. A esto hay que añadir los incesantes bombardeos del ejército israelí contra los 2 millones de palestinos atrapados en la Franja de Gaza (41 km de largo y entre 6 y 12 km de ancho), que han causado a fecha 16 de octubre más de 2.800 muertos y más de 9.700 heridos. La Franja está sometida a un bloqueo total, incluidos suministros vitales como el agua, el fuel necesario para producir electricidad y los medicamentos. Los hospitales, desbordados por el número de heridos, son atacados deliberadamente por el ejército irraelí. Una probable intervención militar israelí sobre el terreno en la estrecha y superpoblada Franja de Gaza provocará inevitablemente miles de muertos y heridos adicionales, así como innumerables actos de destrucción.